sábado, 27 de enero de 2024

Trans - Chapter 1

 Empezar a escribir sobre este tema se siente muy retador. Es algo que ha estado en mi vida de diversas maneras, pero que recientemente he tenido el regalo de que una de mis personas más amadas en el universo lo ponga sobre la mesa y me ayude con su enorme sabiduría a contemplarlo.

(Esta es una imagen en Spiderman Across the Spiderverse, en la que invitan a cuidar los derechos de la infancia trans. Qué amoroso este detalle en la peli!)

Por mucho tiempo como humanidad venimos conversando sobre hombres y mujeres, femenino y masculino, roles pasivos y activos... energías, en fin, que danzan de maneras armónicas y violentas dentro y fuera de nosotres. Surgen muchas resistencias en el marco de esa conversación. Surgen señalamientos, victimismos, apreciaciones de qué es bello y qué es feo, de qué es mejor y qué es peor. De quién debe liderar el cambio y quién debe hacerse a un lado. En fin. Hace poco hablaba con mi hermana pequeña al respecto y siempre llegamos a la conclusión de que este tema de cómo se relaciona lo femenino con lo masculino (en abusos, en dones, en amor...) es la base de todo lo que nos ocurre como sociedades.

Y llegamos a la generación Z. A este combo de pequeñes que está dejando de lado esa discusión y se ponen y quitan y cambian camisetas sin ningún temor. En un escenario en el que lo 'trans' tiene un lugar muy preponderante. Lo trans como escenario verdaderamente de tránsito entre mil cosas: maneras de relacionarse con la realidad en lo tecnológico, relacional, corporal, en fin. Un espacio donde moverse de pensamientos, posturas e identidades es permanentemente posible. 

Esta generación que está empezando a explorar esos límites autoimpuestos que tan pocos años de conocernos como sapiens nos han regalado. Roles que nos dijeron que debíamos cumplir y espacios que nos indicaron que debíamos dejar vacíos para el otre porque tenemos más o menos fuerza, una combinación u otra de nuestros cocteles de hormonas. 

Estos nuevos seres llegan a decir, especialmente en este tema de género (también en otros): ¿y qué tal que no sea así? ¿Y qué tal si cambiamos el lenguaje para que algo más diverso pueda existir? ¿y qué tal si terminamos con todos esos azules y rosados que nos mandaron a definir la experiencia de lo femenino y masculino tan tajantemente separada y delineada?
Y viejitos en la RAE y personas por todo el mundo abren sus ojos y dicen que cómo vamos a cambiar, si es que siempre hemos sido así, si las cosas se hacían de una manera... 

Yo misma me he sentido en un lugar de: Wow! ¿y ahora qué carajos voy a hacer con esto?

Pero, a la vez, recibo cada vez más la pregunta con enorme regocijo y curiosidad. En verdad: ¿y qué tal?

En mi experiencia personal, por mi historia de vida, mis preferencias sexo-afectivas, el hogar en el que crecí, el país lleno de padres ausentes que me dio la vida, en fin; he tenido muchas veces que jugar roles que se supone que no eran los que me correspondían como mujer. Seguido he dicho -en broma y un poco en serio- que soy 'el niño' de mi casa y que por eso sé hacer un montón de cosas de manualidades y resolución de problemas que otras chicas de mi misma edad no sabrían - aunque en realidad esto también le pasa a varias de mis amigas -. He clasificado esa energía que me habita, activa, dirigida, como algo que está 'anormalmente' vivo en mí porque hubo un entorno cultural que me hizo creer que algo con eso estaba mal y que a la vez me hizo sentirme profundamente culpable por la persona vulnerable, rosada y un poco superficial que también soy. Esto también les pasa a muchas amigas 🌸. 

(BTW - Hace poco le puse nombre a esa energía activa: Rodrigo. Mi amado Rodri 😉). 

He habitado mundos espirituales que también han exacerbado esa diferenciación, polarizando la experiencia con la esperanza de celebrar esos opuestos y contribuir a la vida. Y luego volteo a ver a estas generaciones nuevas y pienso: ¿qué tal si no es por ahí?

¿Qué tal si podemos habitar esas dos energías y fluir con ellas y polarizarnos, pero dentro de nosotros mismos, para poder sentir el gozo de ser todo lo que podemos ser? Es una conversación que me gustaría abrir en este momento (porque además un querido amigo me invitó a ella), y que espero seguir explorando en este espacio y, si alguien se anima, a llevarla a nuevos niveles y nuevas preguntas. Siento que de eso se trata esta experiencia (y cualquier otra que nos interpele): preguntarnos, conversar las cosas, con apertura y curiosidad y ver qué camino que nos inventemos nos viene mejor. Seguramente no el mismo para todes.

La otra noche veía un programa de mi querido Tony Robins y nos puso a hacer un ejercicio súper poderoso a las miles de personas que le veíamos, sin diferenciación de géneros, con los 4 arquetipos que rigen al masculino - Esto de los arquetipos lo sé porque lo he vivido en mis talleres de tantra- y me encantó que lo hiciera porque me ayudó a hacer conciencia de que mi energía masculina necesita mucho esa nutrición, esa certeza de que está en mí y a mi disposición cuando la quiera, del mismo modo en que la energía femenina está presente en un varón o en cualquier otro ser y a su disposición cuando quiera. Qué lindo pensarnos más allá de ser hombres y mujeres y qué enorme desafío también.

Por hoy, quiero celebrar esa completitud y ese poder de pregunta y conciencia que nos trae lo trans. Finalmente se trata de un tránsito, de la posibilidad de moverse de un mundo al otro con total libertad y con el poder de elegir cuál es la experiencia que queremos vivir. Por eso me ha cautivado tanto esta pregunta, este nuevo universo que se abre en plena llegada de plutón en acuario, que nos recuerda la belleza de lo andrógino y a la vez nos confronta con el miedo de trascender hacia la unidad. Seguimos caminando esta aventura. Mi mensaje hacia lo 'trans' hoy: Gracias por existir.


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