lunes, 19 de julio de 2021

Sangrar

Escribo esta entrada motivada por un querido amigo que me habló de la vulnerabilidad y me dio un contundente ejemplo de ella. La tenía en mente hace días, pero no había encontrado el punto para retomarla. También surgió como una forma de poner en palabras la emoción que me produjo la foto que acompaña esta entrada, que es protagonista también, no solamente las palabras transmiten. Así que, acá voy.



El verbo sangrar, es uno que me conecta profundamente con la vida, con el ser vivo o viva, con recordar que estamos hechos de agua, que somos seres emocionales. Para las mujeres, además, este verbo nos habita desde muy temprano, cuando empezamos a ejecutarlo mes a mes, durante buena parte de nuestra existencia, en una experiencia que permanece tabú en muchos sentidos y que por ello ha conllevado históricamente dolor, vergüenza, secreto.

Es el mismo verbo con el que estamos tan cerca y a la vez tan lejos en Colombia (pero no solamente acá). La sangre de miles de hombres y mujeres que la han derramado en tantas guerras sin sentido, que nos tocan al pie de la casa para que salgamos corriendo; o que vemos por televisión, como si fueran un programa de acción más, bajo esos horrendos formatos agringados de los noticieros...

Es el mismo verbo que nos gobierna cuando nos caemos de pequeños y vemos ese precioso líquido salir por la rodilla, o el codo, o el dedo, con la angustia de que va a durar para siempre y preguntamos a quien esté cerca si acaso nos vamos a perder por esos pequeños hilos rojos.

Y es lo mismo que sentimos, cuando algo nos duele mucho, ya no en lo físico, sino en el corazón, en las emociones. Cuando algo nos resulta incomprensible y nos atraviesa en este proceso maravilloso que a bien hemos tenido en llamar 'duelo'.

Fue en ese contexto en el que empecé a escribir esta entrada, que se acompaña de la foto que me tomé desnuda y con mi sangre menstrual cubriendo mis senos, mi corazón. Me atravesaba un dolor enorme en ese momento, fruto de una decisión que me llevaría por este camino del duelo, del soltar. Y me pareció una imagen hermosa esta de sangrar. 

Hace algún tiempo empecé a establecer una relación diferente con mi periodo: una de celebración, de juego, que me ha traído una profunda paz, mucha conexión con lo femenino, como una reconciliación con algo muy mío, muy nuestro, que había permanecido oculta mucho tiempo. Hace años leí una columna bella de Antonio Caballero en la que hablada de la tauromaquia. Luego de describir de muchas formas esta batalla simbólica que representa, decía que la muerte del toro en la lidia, es la única muerte de un animal que es bella. Así sentí en ese momento lo que me implicaba menstruar. Sangrar a manera de liberar y a la vez de sembrar en mí la semilla de nuevos ciclos, la forma más bella de sangrar.

El ver la belleza en esto, me recordó las otras formas de sangrar que me han acompañado en la vida: esta de la partida de alguien (tengo roto el corazón, sangro); la de las víctimas de 'esta guerra' que tanto nos han costado como país (83 líderes y lideresas asesinados en Colombia en 2021 hasta hoy), las caídas infantiles mías, de mis hermanas, las de mi hija (y las cirugías por las que hemos pasado las 4); la gota que sale del dedo producto de una hoja afilada que nunca logro ver venir.

Y me gustó ver esta imagen como una metáfora de la vulnerabilidad que implica este verbo. Abrir el corazón. Sentir los latidos. Dejar correr los torrentes de afecto, de miedo, de risa, la adrenalina. Sangrar. Poner la sangre en tierra. Amar y dejarse amar.

Plot twist: Ojalá que este verbo hoy en Colombia nos fuera tanto menos costoso. Ojalá que la sangre que corre en nuestra amada y hermosa tierra pudiera ser de esperanza y renovación, de respeto y amor por la vida, que fuera la sangre sembrada de miles de mujeres que celebran el futuro propio y el de sus seres queridos. 

Hoy, tristemente, esa sangre incluye la de Derly Pastrana, lideresa del departamento del Huila, con quien tuve el gusto de compartir y que ya no está más con nosotros en la vida. Deja un legado bello de reivindicación y reconciliación. Que su sangre y la de todas las personas que han muerto por la paz, empiecen por fin a abrirnos un camino de esperanza que nos ayude a superar esta soledad.  

Así que hoy mi vulnerabilidad por ella, por Junior Jein, por Karen Sullay, por  por todas esas voces que no van a cantar hoy más, pero que siembro en mi corazón para nunca olvidarlas y para mantener abierto, más que nunca, el corazón.

As-Salaam-Alaikum