domingo, 19 de noviembre de 2017

El Libro de la Gratitud - Capítulo 7: Los Abuelitos :)

La casa de mis abuelos pa'los años de la infancia... 

Retomando mi octubre de gratitud (no me importa que sea noviembre), quiero esta vez hablar sobre mis abuelitos. Los maternos, los padrinos, los incondicionales, los únicos y maravillosos: Mano y Mami. 

*Los paternos también son personajotes, pero estuvimos en general muy lejos. Así que quiero dejar constancia de mi gratitud también con ellos por mi existencia y la de mi familia y por su tezón para dar vida a su familia, de la que vino mi padre :) Gracias por él también :) 

Para empezar quiero decir que la vida fue generosa al ponernos bajo su cuidado. No podría, y lo digo con el corazón en la mano,  imaginar unos mejores abuelitos que ellos. 



Creo que todos tenemos luces y sombras y a la Mami y a Mano les tocó poner toda su luz en el amor que nos dieron, que nos han dado, que nos dan y ojalá nos sigan dando mucho tiempo más ♥ 

Mi abuelito, Mano, es un hombre increíble. Brillante como el que más, graduado de abogado y especialista en una sola tanda (y nunca dejó de estudiar), apasionado por la defensa de quienes más lo han necesitado y conocedor de, literalmente, todo el país. Escuchar sus historias no puede producir más que orgullo de ser su nieta y una explicación adicional a 'por qué soy así'. Liberal de hueso colorado (mi bisabuelito le enseñó), bromista incorregible, carnívoro sin remedio y el mejor maestro de las cartas y el parqués. 

La Mami... Ya escribí sobre ella acá una vez antes. La Mami es el corazón del mundo hecho persona. Mi abuelita es un ser generoso, brillante también, que apostó su vida a construir una linda familia. Conversadora como la que más, parrandera, con una fe inagotable en la humanidad. Ella puso el corazón de ese espacio, del hogar, con sus manos, su cariño, sus regaños, su comida, su paciencia, su incondicionalidad. 

Mis abuelos son ambos la representación de eso, del amor que se abre nuevos caminos cuando parece que ya no hay, de la fe que se restaura por amor cuando los demás se decepcionan, de las rutinas que poco a poco hicieron de su casa el refugio de todos nosotros, tanto en el espacio físico como en el corazón. 

Yo no sería sin ellos. Y no sólo porque literalmente vengo de sus semillas que brotaron en la vida que soy hoy, sino porque su amor nutrió toda mi infancia y nutrió a mis hermanas y a mi mamá y a mi papá. Nos nutrió en el estómago con sus deliciosas recetas y helados y postres; nos nutrió el espíritu con cada ida al parque con Mano y cada cuidado de resfrío o dolor de panza con la Mami; y nos nutrió la mente con cada libro que entre ambos iban recomendando de su maravillosa biblioteca, con cada historia que poco a poco nos mostró el país en el que vinimos a nacer y nos dio raíces. 

Yo personalmente, que he sido la oveja 🐑 descarriada, recibí de ellos, igual que otras ovejas así en la familia, su apoyo directo y su confianza infinita para poderme levantar más de una vez. No hubo de su parte nunca un reproche, me dieron una nueva oportunidad una y mil veces, con la misma sonrisa de 'no te preocupes, aquí estamos'.  

Y me han dado la dicha de consentirles, escucharles, amarles al menos un poquito de lo que ellos me han amado a mí. 

Gracias Mano y Mami. Gracias por la vida que me viene de ustedes. Gracias por traer a mi mamá y hacerla quien es. 

Gracias por el amor que me han dado desde el día 0, gracias por su protección y su cuidado. 

Gracias Mano por las partidas de 14 que no tenían final, por tu entrega y energía cada fin de semana para ir al parque y correr con nosotras y comprarnos el heladito (si nos comíamos todo el almuerzo), por empujar la rueda que nos hizo volar tantas veces. Por ser el ejemplo de honestidad e inteligencia que has dado en tu profesión. Tu amor nos dio alas, nos dio una infancia feliz, nos llenó el corazón de confianza. 

Gracias Mami por ti, por ser tú, por tu corazón. Gracias por la deliciosa comida amorosa con la que nos nutriste y nos diste un hogar en todo el sentido de la palabra. Gracias por tus canciones camino a cualquier parte en el 'carrito bebé' (y en los que vinieron después), gracias por ayudar a mis padres tantas veces a ver por nosotras, gracias por ese amor que me has dado que me mostró que sí se puede amar en todas condiciones y con respeto por el ser amado. Sin ti no contaría la historia que puedo contar hoy. 

Gracias a ambos por el amor que también le han dado a Victoria, por los paseos a las 7 am para que tomara el sol, por los saludos a 'poco moco', por verla en su maravillosa y total dimensión y darle raíz a ella también. 

Gracias por sus vidas. Con todo lo que han sido. Por su luz y su sombra, que nos ha permitido ser ahora :) Al igual que con mis padres, ojalá que mi existencia les honre, les llene el corazón, les haga saber que soy su fruto al igual que lo es mi hija, y les llene de alegría. 

Les amo con todo mi corazón, por siempre y para siempre.  Lo aprendí de ustedes ♥


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